Despertar el cerebro mediante electrodos

   "Los resultados fueron espectaculares. A las 48 horas de la cirugía para colocar los electrodos, el paciente desmostró un aumento de la consciencia, mantenía los ojos abiertos y, además, giraba la cabeza ante las voces", relata el comentario que acompaña al trabajo, firmado por dos especialistas del Departamento de Fisiología, Biofísicas y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU). Actualmente, es capaz de comer y de expresarse.

   El paciente en cuestión, de 38 años, había quedado en un estado mínimamente consciente tras sufrir una lesión cerebral durante un atraco, en 1999. Se trata de un letargo algo diferente al del coma o al del estado vegetativo. Aunque la mayor parte del tiempo existe un gran déficit de consciencia, el paciente no parece constantemente dormido y muestra algunos signos de consciencia o de pensamiento organizado. El del presente estudio, por ejemplo, respondía ocasionalmente moviendo el pulgar. "Había sufrido daños irreparables en gran parte de la corteza cerebral, aunque muchas zonas esenciales se habían preservado", aclara el comentario. Sin embargo, en este tipo de estados son muy raros los despertares repentinos.


   La técnica empleada para 'recuperar' al paciente fue la llamada estimulación cerebral profunda. Aunque es la primera vez que se utiliza para una persona en estado de mínima consciencia, ya se emplea habitualmente en otros trastornos neurológicos (como el Parkinson y la epilepsia). Consiste en implantar pequeños electrodos en ciertas regiones cerebrales que activan las zonas-diana. En el presente estudio, los investigadores (neurólogos de varios centros estadounidenses) 'escogieron' como objetivo el tálamo, una región cerebral en la que se han identificado unas neuronas que activan redes de la corteza cerebral.


   "Nuestra teoría era que los impulsos eléctricos dirigidos a esta área ayudarían a amplificar los niveles de actividad [cerebral] existentes", ha declarado Joseph T. Giacino, uno de los autores del trabajo y el neuropsicólogo que dirigió la neurorrehabilitación del paciente, durante una rueda de prensa para presentar la investigación. "Asumimos que las señales que ayudan a dirigir el discurso y los movimientos todavía están presentes en el cerebro. Nosotros sólo las 'azuzamos', para ayudarles a que funcionen mejor".